En ocasiones, los más pequeños, aunque sean adorables la mayor parte del tiempo, sacan un genio y unos arrebatos que no nos explicamos cómo pueden caber en un cuerpo tan pequeño. Es en esos momentos cuando nos preguntamos: “¿Qué puedo hacer con él?” “¿Cómo le puedo hacer entrar en razón sin perder yo mismo los nervios al intentar hacérselo ver?”. No es fácil, sobre todo cuando empiezan a entrar en un bucle con el mismo tema una y otra vez, un tema que, desde el punto de vista de los adultos, la mayoría de veces los vemos como ilógicos o “tonterías” pero para ellos parece que su vida sólo gire y dependa de ello.
No, no es fácil, porque llevas media hora escuchando sus grititos y lloros “porque quiere que le compres ese peluche aquí y ahora” y tu cabeza empieza a saturarse y por momentos piensas que no va a parar nunca a no ser que “cedas” a sus deseos. Realmente en muchas ocasiones hay que armarse de paciencia con ellos, pero es aquí cuando es verdaderamente necesario hacer una breve pausa y recordar que tanto tú, como él, también has sido niño y seguro que tus padres también tuvieron que aguantar más de una rabieta tuya. ¡Y si no pregúntales! Y ellos mismos también las tendrían cuando fueron pequeños y sus padres y un largo etc. Todo el mundo hemos sido niños alguna vez y en ocasiones no está de más recordarlo, ya que el cerebro de un niño no “piensa” como el de un adulto, ya que aún no está maduro.
Y es precisamente de eso, de lo que habla uno de los libros que tenemos en nuestro centro que se llama “El cerebro del niño” de Daniel J. Siegel y Tina Payne Bryson, donde explican de una forma bastante sencilla cómo funciona y cómo “piensa” un cerebro que aún está por madurar y en el que se nos dan casos reales en los que diversos padres se han visto en alguna situación con sus hijos que muy fácilmente se nos pueden dar a nosotros también y como lo han gestionado de la manera más favorable para todos.
Es un libro de muy fácil lectura a la par que entretenido, ya que en más de una ocasión con los casos reales que cuentan os sentiréis muy identificados y os sacarán más de una sonrisa pensando: “Así que esto es lo que tendría que haber hecho ese día!”
“El cerebro del niño” nos cuenta que diferencias hay entre que tu hijo utilice la parte inferior de su cerebro VS la superior(y creedme, hay una gran diferencia) o nos aconseja sobre temas que puedan resultar un poco “complicados” para los niños y de qué manera puede afectarles ( ya sea un accidente o cualquier otra situación desagradable para ellos) . Nos enseña a afrontarla y hablar de ella hasta que solo pase a ser un mal recuerdo, no evitarla, ya que así le provocamos una carga emocional que en un futuro en otro hecho parecido pueda ser mucho más difícil de superar.
Un factor emocional, por raro que pueda parecer a primera vista, no sabéis la de veces que puede provocar problemas en nuestra visión, ya que se produce un bloqueo de las habilidades visuales. En una situación “traumática”, se nos activa el cerebro inferior y desde ahí no se pueden ejecutar correctamente ciertas habilidades automatizadas de la visión, por lo tanto, muchas veces no podemos trabajar o mejorar si no hay una predisposición mental para ello, es decir, un equilibrio. Este libro nos ayuda en terapia cuando los más peques se bloquean y no saben expresarse o cuando aconsejamos a los padres para poder trabajar con ellos en casa sin que haya demasiadas discusiones.
Si quieres saber más acerca de cómo entender el desarrollo del cerebro de tu hijo y cómo este puede afectar a su correcta visión, no dudes en leer este libro y sobre todo… ¡a ponerlo en práctica!
Libertad Novejarque Romero
Óptico-Optometrista Colegiado 17345
Desarrollo mi profesión en Visión de Libertad, aquí he podido especializarme en las evaluaciones completas y la terapia visual
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